Nos encontramos ante una planta que se presenta en distintas variedades. Todas ellas ofrecen cuantiosos beneficios a nivel cosmético y médico, en el tratamiento de problemas cutáneos, relacionados con la cicatrización, o incluso con problemas digestivos.
Se trata de una planta suculenta de hojas alargadas y carnosas, dispuestas en rosetas, y que llegan a sobrepasar los 50 cm de largo y los 7 de grosor. A medida que envejecen comienzan a lucir un tallo corto y robusto.
Cuidados y recomendaciones de cultivo del Aloe Vera:
Luz: Se desarrolla a la perfección a pleno sol, pero en la zona mediterránea es preferible mantenerlo en un lugar donde reciba algo de sombra en las horas centrales del día
Temperatura: No soporta bien las temperaturas por debajo de los 6ºC. En inviernos fríos es recomendable ponerlo a cubierto para evitar heladas.
Riego: El Aloe puede soportar largos periodos de sequía, especialmente en invierno, pero sus hojas se ponen delgadas y arrugadas. En los meses de más calor es recomendable regarlo cada 10 días aproximadamente, evitando siempre que quede quede agua estancada.
Suelo: Suelos arenosos y arcillosos con un buen drenaje.
Abonado: Si bien es una planta poco exigente, con un fertilizante específico su crecimiento será mucho más vigoroso y se favorecerá su floración.
Trasplante: La primavera es la época ideal para su trasplante, que se producirá siempre a una maceta de mayor tamaño, especialmente cuando las raíces aparezcan por los agujeros del drenaje.